"Las uñas de
mis pies
Cayeron ante
tanto golpe,
Mis
tobillos, sin ser torpes,
No han
sufrido sino esguinces,
No es
menester ser un lince
Para contar
cuanto corte
Se dibuja en
el soporte
De mi tren
inferior, firme.
Mis rodillas
son los mapas
De mi niñez,
que fue inquieta,
En mi muslo,
líneas albas
Adolecen una
historia.
Mordeduras,
aún rosadas,
En la línea
divisoria,
Entre
cuádriceps y abdomen
Pintan
pasiones secretas.
El rugby me
dio muchas,
De forma y
tipo diversos,
Líneas
carmesí en la espalda,
Placas nácar
en el pecho.
Un alambre,
descuidado,
Dibujó
sangre en mi brazo,
Y un cristal
atolondrado
Hasta el
codo alargó el trazo.
En una
época, lejana,
Perdí
corazón y mente
Y ahora
guardo de recuerdo,
Sobre el
cuerpo, sus despojos.
Así, mi puño
se adorna
Con la forma
de unos dientes
Y no fue
sino por suerte
Que aún
conservo los dos ojos.
Dos islotes
de alopecia
Flotan
sueltos en mi nuca
Están desde
que recuerdo
No creo que
se vayan nunca
Las primeras
cicatrices
Que conseguí
en esta vida.
Por correr
con toda fuerza
Cuando aún
ni andar sabía.
¡Sirvan pues
de reflexión!
Como eterno
lienzo indemne
Pues las
cicatrices son
Lecciones
que ejemplifican
Deja marcas,
que perennes,
Brillan con
intensidad
Y nuestra
historia rubrican
Cicatrices en
las cejas,
En las
piernas y en los codos,
Blancas,
grises o rojizas
Hechas de
diversos modos
La escritura
del destino,
Pues sin
decir dónde vamos
Cuentan de
dónde venimos."
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