domingo, 31 de julio de 2016

narcos y lluvia

El jueves llovió, y los camellos y las putas
atestaban el único bar que había abierto a esas horas.
La barra brilla y difumina mi rostro,
Mi abuela dijo que el camino que va al cielo es angosto,
la camarera conmigo vive en Agosto,
bebo para estar a gusto
y ni el serrín tapa el vómito ni el alcohol cambia mi gesto.

Cada noche es una gesta,
rompo a sudar y destilo amargura,
busco subir a la palestra
con el cabrón con la mirada más dura

No quiero amigos elocuentes,
ni chicas encantadoras,
solo a alguien consecuente
que me abrume con metáforas.
Busco un beso en el que Alguien
ponga su alma, su cuerpo y sus deudas,
busco que me partan los dientes
con un odio que queme las entrañas, 
busco discutir una Causa 
que haga que la vida y la muerte
sean conceptos carentes de toda importancia.

Me quedo sin dinero.

Vuelvo a casa haciendo eses,
con otro zombie gris a mi lado,
que en algún momento sigue su camino.
Y cada vez que repito el ciclo, 
el mundo pierde algo de color,
y estoy más lejos, y más incompleto.

Y miro con nostalgia los días en que lloraba por ti,

y casi doy las gracias por haber podido sentir algo.

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