lunes, 22 de agosto de 2016

Zooilógico

Zooilógico

Le digo que tiene ojos de gata y andares de tigresa.
Ella se refiere a mi como “mi gorila” 
yo tengo barba de lobo
y verla envuelta entre las sábanas es como ver nacer a un polluelo.
Emocionalmente siempre fui muy avestruz, o muy tortuga.
Ella es un pez volador.
Su lengua es una lagartija traviesa,
y cuando en La Ciudad sólo estamos despiertos Ella y yo
le doy un abrazo de elefante y le pido que no se vaya.
Aunque se va, porque también es un poco golondrina
y tiene patas de cigüeña.
Sus manitas de mona entrelazadas entre mis pelos de oso,
mi cuello de toro bajo sus pestañas de ratón,
la historia de un bicho y un macaco.
Me acerco con mi elegancia de pingüino y se aleja con su caminar de flamenco.

Y así seguimos, entre cafés y sábanas arrugadas.

Poblando de metáforas de amor el zooilógico que estamos construyendo.