viernes, 30 de octubre de 2015

Siempre estaré ahí

Siempre estaré ahí (o una declaración de intenciones que se quedó en nada)

Te dije “Siempre estaré ahí”.
Y estuve ahí, en los lunes de ojeras
Y en los martes de desidia, 
En los miércoles de paciencia
Y en los jueves de esperanza,
En los viernes de gloria
Y en los sábados de fracaso.
En los domingos de reposo.
Estuve ahí, cuando me necesitaste y cuando no.

Estuve ahí cuando tus otros amigos
Te abrían puertas cuya existencia yo desconocía,
Estuve ahí cuando el humo verde vino para quedarse
Y comenzó a nublar tus pupilas.

Y ahí seguí cuando el demonio comenzó a soplar
Ese maldito polvo blanco sobre tu vida.

Ahí seguí mientras tu silueta y tu DNI
Se desdibujaban paulatinamente.
Ahí seguí, para ti, aunque ni tú sabías quien eras.

Y ¿Sabes lo mejor?
Yo sigo aquí, amigo. 
Te dije “Siempre estaré aquí” y estaré aquí siempre.
Pero cuando te miro no te veo.

¿Dónde estás?

martes, 13 de octubre de 2015

Mi perspectiva en 143 palabras

Mi perspectiva en 143 palabras

Conocí la curiosidad
viéndote sentarte, sola entre todas, toda tú media sonrisa 
y los ojos entrecerrados.

Conocí el ansia
mirando el teléfono cada dos minutos, muchos pares de minutos,
buscando en el vidrio negro una respuesta a mis mensajes y a mis plegarias.

Conocí la excitación
sintiendo tu abdomen bajo mis dedos ásperos, escuchando
tu respiración acelerada sobre mis orejas frías. Tan cerca.

Conocí las dudas
y no te las sé describir, porque sus contornos se comban y
se difuminan y sus voces son muchas y disonantes.

Conocí los celos
viéndote alzarte digna y risueña entre maniquíes de cartonpiedra
que te prometían amaneceres brillantes.

Conocí el amor
cuando me miré por dentro antes de mirarte a ti. 
Y como suele pasar, había estado mucho tiempo ahí, 
esperando ser regalado.

Y ahora te quiero y te busco
y con la lucidez del marginado
te anhelo en mil noches frías.